Este valenciano, nacido en Valencia el 1 de marzo de 1842, fue considerado “el arquitecto de Nueva York” según publico el periódico The New York Times en la reseña de su fallecimiento. Asegurando que había construido los edificios más importantes de la historia arquitectónica de Estados Unidos.

POR

A Guastavino le gustaba el violín, pero más todavía la arquitectura. Trabajaba de aprendiz en un estudio de arquitectura y quiso seguir estudiando por lo que se trasladó a Barcelona a vivir con un pariente más pudiente que sus padres. Acabó los estudios en La Escuela de Maestros de Obra (futura Arquitectura), construyó la Fábrica Batlló en Barcelona y el Teatro de La Massa en Vilasar de Dalt.

Además de arquitecto innovador era un mujeriego. Su mujer un buen día se fue a Argentina con los tres hijos mayores y él, pensando que EE.UU. tenía mucho futuro se fue para allá con el hijo pequeño (que era de una criada de la casa, no de su mujer), su amante, los dos hijos de ella y el dinero que había conseguido con una estafa. No sabía inglés.

Allí, después de cinco años de penalidades, consiguió ser conocido ganando casi todos los concursos a los que se presentaba. Su “novedad” eran los arcos de ladrillos unidos con argamasa (que ya utilizaban los romanos), pero que eran desconocidos en Norteamérica y, muchas veces, azulejados.

Las dos obras que lo lanzaron definitivamente a la fama fueron la Biblioteca Pública de Boston y la Estación Central de New York. Tiene más de 400 obras repartidas por diversas ciudades.

Siempre estuvo acompañado por su hijo (que no era arquitecto) y que siguió con la empresa que habían creado.

 

María Antonia Mantecón