Sibaritas eran los habitantes de Síbaris, una pequeña población italiana fundada por los griegos el año 720 a. C. situada en el Golfo de Tarento, en la región de Calabria.

Se hicieron famosos por su forma de vida relajada y lujosa, su manera de evitar todo lo que fuera trabajo o incomodidad y por su elegancia. Hasta tal punto que allí no podían establecerse los artesanos porque el ruido que hacían molestaba a sus habitantes, tampoco había gallos porque los despertaban por la mañana. Uno de ellos impidió cavar porque le fatigaba ver al que lo hacía; otro dijo de la comida espartana “viendo lo que comen no me extraña que tenga tan poco apego a su vida”

En principio eran unos pastores que venían de una tierra pobre a otra cenagosa y fértil. Supieron sacarle partido a su posición y lograron que su puerto fuera de los más comerciales, lo que propició su enriquecimiento y ya con dinero se dedicaron a vivir lo mejor posible.

Hasta Pitágoras viajó para conocer la ciudad, tanto había oído hablar de ella.

Hay muchas leyendas sobre ellos y su refinamiento, posiblemente la mitad falsas, pero que demuestran hasta qué punto eran exagerados en sus lujos. Habían hecho canales que llevaban el vino directamente del campo a la ciudad; inventaron los orinales y los baños turcos.

Aproximadamente a los 100 años de creada la ciudad, de estar establecidos ya con su fama ganada, Grecia funda otra ciudad cerca de Síbaris, Crotona, y …como buenos vecinos se enemistan, en este caso por el control del Mar Tirreno.

Después de diferentes enfrentamientos, en el año 510 a. C. tiene lugar la batalla definitiva. Entonces ocurre algo que supuso la desaparición de los sibaritas y de Síbaris.

Y todo por su culpa. Al parecer los sibaritas enseñaban a bailar a sus caballos al son de la música, y, conocedores de este hecho, los crotoniatas fueron a la batalla con músicos. Los caballos sibaritas empezaron a danzar deshaciendo todas las filas y tirando a la tropa, lo que significó su perdición.

Las “historias de sibaritas” se convirtieron durante el siglo V a. C. en un género literario para animar los banquetes.

 

María Antonia Mantecón