Hoy voy a hablar de las mujeres que, de una forma u otra, pasaron por la vida de Felipe II.

Su primera esposa, María Manuela de Portugal muere a los dos años del matrimonio, en el parto de su hijo Carlos, con 17 años. Este hijo primogénito del rey padecía un desequilibrio mental, posiblemente genético. Débil y enfermizo estudió con su medio hermano Juan de Austria en la Universidad de Alcalá de Henares. Conspiró contra su padre, intentó acuchillar al Duque de Alba y después de varios “numeritos” de este estilo, fue detenido, procesado y encerrado por su propio padre. Murió de inanición en el Castillo de Arévalo. Es de suponer que esto marcaría la vida de Felipe II.

Algunos biógrafos creen que cuando se casó con María Manuela ya estaba casado en secreto con Isabel de Osorio. Lo que es seguro es que fueron amantes durante largo tiempo.

Con su segunda esposa María I de Inglaterra (María Tudor) no tuvo hijos. Durante su matrimonio, impuesto por razones de Estado, el rey le fue infiel como era su costumbre. Ella era 11 años mayor que él, mojigata y fea. Después de varios embarazos psicológicos, murió de cáncer de ovarios. Es la famosa “María la sanguinaria”, “Bloody Mary”

La tercera fue Isabel de Valois. Hija de Enrique II de Francia y Catalina de Médicis era una niña perfectamente educada, culta y refinada, amante de las artes como su madre. Estaba destinada a ser la esposa de Carlos el hijo de Felipe II, pero al quedar viudo éste, los planes cambiaron y se decidió que fuese Felipe II el que contrajera matrimonio con ella. Lo hicieron en el Palacio del Infantado en Guadalajara. 1560. En el año de espera hasta que ella tuviera la primera regla (norma europea) él le fue infiel todo lo que quiso. (Ya sabemos cómo era Felipe II en ese aspecto)

Isabel introdujo en la corte española el mecenazgo a pintores, músicos, etc. Cuentan que nunca repetía un traje, hasta tal punto que se lo comentaron al rey quien no hizo ni caso. A esas alturas estaba totalmente enamorado de ella. Le contagió una juventud y una alegría que nunca había tenido. Por ella fue capaz de dejar a su actual amante Eufrasia de Guzmán, princesa de Ascoli.

Fue el nexo entre el reino de España y el francés y parece que lo hizo muy bien. Tuvieron una niña, después otra y en el aborto de una tercera ella murió. Tenía 22 años. Felipe quedó destrozado y el hecho de no tener un hijo varón le llevó a contraer un nuevo matrimonio.

En 1570 se casó por cuarta vez, tenía 41 años, con Ana de Austria, hija de su primo el emperador Maximiliano II, con quien tuvo cuatro hijos, sólo uno, Felipe, futuro Felipe III, llegó a la edad adulta. Falleció por causa de una gripe en 1580.

Felipe II no volvió a casarse.

Se dice que tuvo muchas amantes, algunas por demostrar, como por ejemplo:

La Princesa de Éboli. Ana de Mendoza y de la Cerda. Se ha hablado mucho de ellos, por separado y en conjunto. Qué si eran o fueron amantes, que él no podía ver a una mujer por la corte sin pretenderla, que ella a pesar de estar casada con Ruy Gómez de Silva, a quien el rey apreciaba muchísimo, no le importó…

Parece que todos los indicios hablan de que lo fueron, pero nadie puede demostrar nada contundente.

Esta dama merece un artículo para ella sola.

Elena Zapata, vivía en la llamada “casa de las siete chimeneas” y es su fantasma el que dicen se aparece sobre el tejado. La leyenda sobre esta casa también merece un artículo aparte.

 

María Antonia Mantecón