Todos los que vivíamos en 1970 hemos oído hablar de la “Banda Baader-Meinhof” y oyendo el atentado de Afganistán, no sé por qué me he acordado de ellos.
Voy a dar un repaso a su origen, lo que creían que eran, lo que en realidad eran, lo que hicieron y cómo acabaron.
Origen: En 1967 el Sha de Persia, M. Reza Pahlevi visita Berlín. Con ese motivo hay diversas protestas en la capital alemana (parte occidental) promovidas por exiliados iraníes y estudiantes, a las que se suman las que van en contra de la Guerra de Vietnam. La policía alemana para sofocarlas tira fácilmente de pistola y hay algún muerto.
Antes estos hechos cuatro alemanes (Baader, Ensslin, Proll y Sohnlein) deciden dedicarse a protestar incendiando tiendas alemanas. Son arrestados y una periodista, Ulrike Meinhof, publica varios artículos a su favor en una revista política. Se les va uniendo gente, acuden a entrenarse a Jordania, a los campos de palestinos. Finamente los echan por no aceptar las reglas del campo.
De vuelta en Alemania pasan a llamarse RAF, Fracción del Ejército Rojo, aunque serían más conocidos como “la banda Baader-Meinhof” (apellidos de dos de sus componentes). Se dedican a robar Bancos (necesitan dinero), asaltar cuarteles de la policía (también necesitan armas), sedes de periódicos y edificios de Estados Unidos…
Fueron detenidos en 1972 cuando ya eran conocidos mundialmente.
Creían que eran: guerrilleros que luchaban contra el sistema capitalista e imperialista de los Estados Unidos utilizando el método foquista, el mismo del Che Guevara y de las guerrillas de los tupamaros.
Lo que en realidad eran: Una banda de asesinos que había crecido; unos individuos dispuestos a todo para conseguir ¿qué? ¿algo tan absurdo como acabar con el capitalismo norteamericano? ¿volando Bancos alemanes? ¿asaltando comercios alemanes? ¿secuestrando jueces alemanes?
Ulrike Meinhof dijo: «Si uno incendia un auto, es una ofensa criminal, pero si incendia cien autos, es una acción política”. Así que preferían incendiar cien.
Lo que hicieron: Matar a más de cuarenta personas, destrozar comercios (almacenes, clubs, tiendas, bares, restaurantes) arruinando a los propietarios, volar Bancos, dinamitar edificios, etc.
Pensaban que era una revolución desde abajo y que se les unirían sobre todo los campesinos, pero Alemania Occidental no es Cuba ni Guatemala. El Ché lo puso en práctica en el Congo y en Bolivia (donde lo mataron) y las dos veces fracasó. Igual que ellos.
Cómo acabaron: Detenidos e ingresados en la cárcel de Stammheim, construida especialmente para ellos. Parece que las condiciones en las que los tenían eran malas y para conseguir que se las mejorasen decidieron hacer una huelga de hambre. A pesar de alimentarles a la fuerza, uno de ellos murió. Esto dio lugar a una segunda generación de la Banda, que no conocían a los detenidos, pero los consideraban héroes.
Esta nueva generación siguió actuando de la misma manera. En el asalto a la embajada alemana en Suecia asesinaron a dos rehenes y detonaron explosivos causando más muertes. En la sede de la OPEP en Viena mataron a tres personas.
En 1975 Ulrike Meinhof fue encontrada ahorcada con una toalla en su celda. No todos coinciden en que fuera un suicidio. Durante la autopsia alguien le extrajo el cerebro y lo conservó. Muchos años después una de sus hijas recibió una llamada en la que le decían “tengo sobre mi mesa el cerebro de tu madre. Quiero encontrar la raíz de la crueldad más absoluta”
El juicio duró 192 días y fueron sentenciados a cadena perpetua. Era 1977.
Después de ellos hubo una “tercera generación” que actuó de la misma manera. Un fiscal general, su chofer y su escolta fueron ametrallados desde una moto. El presidente de la Asociación de Industriales fue secuestrado (para ello mataron a los policías y al chófer que le acompañaban) y al no acceder a sus peticiones, fue ejecutado. Secuestraron un avión de Luftansa que iba de Palma de Mallorca a Francfort, lo desviaron a Dubái, asesinaron al piloto y siguieron rumbo a Mogadiscio, sin haber conseguido la libertad de los presos. El avión sería liberado por un comando especial de la policía alemana. Murieron tres de los cuatro secuestradores.
Nada más enterarse del fracaso, esa misma noche aparecieron muertos en sus celdas los detenidos, excepto una tal Möller. Se dio como suicidio colectivo, pero Möller declaró que había sido una ejecución mandada por el gobierno alemán.
Eran los tiempos de ETA y el GRAPO y muchos pensaron “así se acaba con los terroristas”. Habían actuado durante 28 años.
María Antonia Mantecón