Pedro Martínez de Luna, noble aragonés, nació en el Castillo de Illueca, perteneciente a su familia (una de las más influyentes del reino aragonés) era el año 1328, en pleno siglo XIV. Un siglo convulso y lleno de desgracias: hubo una pequeña glaciación, llegó la peste negra, estaba la guerra de los 100 años, etc.
Estudia hasta llegar a doctorarse en la universidad de Montpellier. Cuando es elegido cardenal viaja a Roma con el Papa Gregorio XI y cuando en 1378 muere este Papa, se reúne el cónclave, del que sale elegido Urbano VI, quien muy pronto demuestra modos dictatoriales que empiezan a molestar a muchos, sobre todo a los franceses.
El rey francés Felipe IV el Hermoso y el Papa Bonifacio VIII chocan seriamente hasta que el Rey manda apresar al Papa, que moriría poco después.
El Rey impone un Papa francés, Clemente V que traslada la Sede de Roma a Avignon. Mientras en Roma hay grandes protestas porque quieren que haya un Papa italiano. Con amenazas y casi secuestrados los cardenales que permanecen en Roma votan a un italiano, tal como quiere el pueblo, se llamará Urbano VI. Pero ante el carácter despótico y colérico de este nuevo Papa, que además se dedica a favorecer abiertamente a los italianos y a despotricar contra los franceses, unos cuantos cardenales huyen a Avignon y allí redactan un documento que hacen llegar a Urbano VI comunicando que su elección es nula porque han sido coaccionados, que se consideraba vacante la Sede Papal, que debía reunirse un nuevo cónclave y que su pontificado era ilegítimo. Lo hacen por su cuenta y nombran Papa a Clemente VII.
Ya tenemos el conocido como “Cisma de Occidente”. Hay 2 Papas, Clemente VII en Francia y Urbano VI en Roma.
Para apoyar al francés era decisiva España. Pedro de Luna es el encargado de convencer a Castilla, Aragón, Portugal y Navarra.
En Aragón no consiguió nada porque el rey pedía que le llenaran las arcas reales (vacías por la guerra con Cerdeña), que le perdonaran la deuda que tenía contraída y le levantaran la excomunión y que le dieran Nápoles y Sicilia.
En Castilla consiguió que le apoyaron. En Portugal, no (estaban más interesados en su independencia que en los problemas de la iglesia).
Vuelve a Aragón (tenía fama de machacón y se ve que lo era) donde ha tratado por todos los medios, a través de Vicente Ferrer (el futuro San Vicente) y de la nobleza que les parecía importante que Castilla lo apoyara, pero el rey Pedro IV, muy enfermo, sigue sin querer. Lo sustituye su hijo Juan I que accede.
Con estos apoyos de reúne el cónclave, muy discutido y a veces casi violento. Pedro de Luna se hace oír e impone su opinión de forma tajante. Quizá su sobriedad y el convencimiento total de hacer lo correcto hizo que al final fuera él quien saliera nombrado Papa. Tenía 66 años y renunció, pero ante la insistencia de los cardenales, acabó cediendo. Será Benedicto XIII.
Ahora no hay 2 Papas sino 3.
Los franceses se opusieron a su papado desde el principio, no les interesaba nada un aragonés. Lo conminaron a dejar el papado, pero no lo consiguieron. La situación era cada vez más tensa hasta que tuvo que huir a Nápoles.
En ese momento eran Papas Juan XXIII, Gregorio XII y él. Los otros dos renunciaban a favor de un tercero para acabar con el cisma, pero él se negó aduciendo que era el único legal de los tres.
Al final se impuso, en el Concilio de Constanza, la deposición de todos ellos y el nombramiento de Martín V. Los otros dos aceptaron, pero Pedro de Luna siguió diciendo que él era el verdadero Papa.
Se refugió en Peñíscola, en el castillo templario y allí siguió considerándose Papa hasta que murió a los 96 años. Es probable que la expresión “mantenerse en sus trece” venga por él. Benedicto XIII
Fue enterrado por petición suya en el Castillo familiar, en Illueca. Su tumba fue profanada por las tropas de Napoleón (lo hacían por norma) y tirados sus restos al rio, de donde fueron recuperados.
Se ha vuelto a hablar mucho de él cuando en el año 2000 dos hermanos robaron su cráneo del palacio de los Condes de Arguillo en Sabiñán (en realidad unas ruinas).
Si queréis saber más de este robo Germán Roda ha hecho un documental que está en internet y se titula “600 años sin descanso. El Papa Luna”