Este proyecto ha surgido a tenor del momento que atraviesa el planeta. Del momento que nos está tocando vivir La Pandemia del Covid-19.
Un nutrido grupo de escritores ha querido dejar constancia de este hecho, aportando su particular granito de arena literario, en forma de microrrelato; juntos hemos construido un «Tren de Esperanza», cuyos vagones son pequeñas historias, que en ocasiones enlazan unas con otras, y en otros casos adquieren la forma de emotivas declaración de intenciones.
Pero todos hemos participado con el fin de dejar huella en medio de semejante tragedia. Queremos que nuestras voces las eleve el viento, y el poder de las ondas…para viajar en ellos lo mas lejos posible…
Gracias a todos los que han hecho posible que este proyecto se haga realidad!!!
Han participado:
Carlos Mayor /Susana Aikin/ Helena Aikin/Fuensanta López/ María Antonia Mantecón/ Mercedes Fernández/Mari Carmen de la Muela/Pepe Pérez
Marcelino Álvarez/Rafael Sáenz/Maria Castellvi/Carola Aikin/Anabel Aikin/Teresa Ferrer/Antonio Asencio
Coordinador Técnico: Ricardo M. Sánchez
» EL ENEMIGO INVISIBLE «
CARLOS MAYOR
El enemigo era invisible, y andaba suelto por ahí. Terrible y letal, el enemigo se había estado moviendo libremente entre nosotros, estrechando el cerco a nuestro alrededor. No lo sabíamos, pero había venido a matarnos. Y no nos iba a dar cuartel, tan sólo iba a avanzar sin reposo ni tregua, con la única intención de aniquilarnos a todos. El enemigo invisible era viejo como el mundo, se llamaba Miedo, y ahora, en confederación asesina con un virus, se preparaba para descargar su golpe de gracia sobre la humanidad.
SUSANA AIKIN
Miedo tenía la virtud de producir parálisis, una ventaja superior en situaciones de despliegue bélico. Así, inmóviles y ateridos, sentimos el avance de la oleada de terror mucho antes de que se avistaran las coronas del virus sobre el horizonte. Se apagó el mundo mientras nosotros nos encarcelábamos en nuestras casas. Desde allí creímos que escucharíamos el estruendo y griterío de las redadas, pero no oímos nada. Porque parte del plan del terror de Miedo era el silencio— ese silencio que apenas lográbamos romper con palmadas de homenaje para nuestros valientes cada noche desde los balcones.
HELENA AIKIN
Balcones que ahora se llenan de pájaros de todas las especies… de mariposas grandes y pequeñas, rojas, azules, verdes, violetas, doradas… lepidópteros con triples alas que hacen ruidos enervantes brrrrrrr…Moscas, moscardones, pulgas… hasta luciérnagas que iluminan las noches oscuras… balcones que sólo logran despejar por unos momentos los aplausos de las 8 pm, pero que son de nuevo densamente repoblados apenas cesa el vitoreo…
FUENSANTA LÓPEZ
El enemigo invisible levanta nuestra voz. Desde todo balcón, ventana, puerta y sobre el mismo suelo, la humanidad grita: “La familia unida nunca muere”. Todo el mundo habla con amor al prójimo de cualquier raza, edad y lengua.
La Voz Humana rodea cada día a la Tierra en un solo grito de esperanza y vence a la Pandemia del COVID19.
MARIA ANTONIA MANTECÓN
Es un enemigo y es invisible, lo sabemos, pero somos muchos, estamos unidos y lo tenemos acorralado. Al final podremos con él, igual que con sus parientes anteriores.
Esta mañana al abrir la ventana han entrado rayos de sol, trinaban los pájaros, una pareja de mirlos jugaba juegos de amor y nuestro pensamiento ha sido: nada está acabado, la vida seguirá igual, lloraremos a los que han muerto, felicitaremos a los que nos defienden, quizá hablaremos un poco más con nuestros vecinos, habremos aprendido una lección, pero… ¿cambiaremos en algo?
Las lecciones son para recordarlas
MERCEDES FERNÁNDEZ
Espero que pronto podamos destronar al coronavirus, dejarlo sin corona y poder abrazar y besar como tanto nos gusta. Este carácter mediterráneo lo tendremos que controlar, conformándonos «de momento» con hacerlo de esa forma tan de moda que es la «virtual».
MARI CARMEN DE LA MUELA
Miedo avanzaba, pero apareció la Fuerza y junto con el Amor, hicieron mascarillas, respiradores, máscaras, análisis… encontraron indicios de un tratamiento. Trabajaban buscando vacuna. Todas las personas unidas en el frente contra el enemigo, se ayudaban para destruir a ese microscópico ser que quería alimentarse de ellos y aniquilarlos. Hacer desaparecer a buena parte de la raza humana. Sabían que así, 2020 sería recordado como el año que se venció a la pandemia.
PEPE PÉREZ BOIX
Hay un viejo proverbio Africano que dice:
“Cuando los elefantes luchan, la hierba es la que sufre”
Pero en esta guerra la Tierra sale ganando y es nuestra aliada, nos perdonará y nos hará ganar todas las batallas.
Seremos partícipes de su nuevo traje, que lucirá orgullosa de verde y azul.
Y ella será testigo de nuestra redención, para ver esa mutua simbiosis en la que antaño perdimos el rumbo.
Es la batalla que nos toca vivir y que sin duda ganaremos siendo como somos… valientes.
MARCELINO ALVAREZ
Como nos dicen las voces de los mayores, “no hay enemigo pequeño”, pero todos sabemos que tampoco hay enemigo invencible. Tenemos un arma con mucha fuerza. La llamamos “inteligencia”, y contra ella, nada vale la fuerza de la cantidad.
RAFAEL SÁENZ
Salió al escenario a recibir los aplausos del público, como cada noche. Las ovaciones continuaban fuertes, entusiastas, y volvió a saludar, confiado, sonriente. Perdía la mirada entre sus admiradores, y les agradeció los aplausos con una leve inclinación, casi una reverencia.
Después de despedirse de su audiencia salió del balcón y entró en el comedor.
— Esta noche ha sido un gran éxito —dijo.
—Sí, claro, como cada noche —le respondió la enfermera, detrás de la mascarilla, mientras sus manos, cubiertas con guantes, depositaban cuatro pastillas de distintos colores en un vasito de plástico—. Aquí tiene su medicación.
MARIA CASTELLVI
Tumbada en el suelo de una azotea, encaramada sobre un humilde callejón sin salida, Olalla cerró los párpados al tibio sol de Abril. La brisa traía y llevaba aromas y secretos, que se mezclaban en aquél barrio, céntrico y populoso.
Un libro de escrituras desgastado por el uso, cayó desde su regazo, y retumbó sobre las losas calientes.
El Caballo Pálido cabalgaba de nuevo. Era uno de los Cuatro Jinetes de las profecías… Mientras, los geranios encendidos reían sin miedo, haciéndose arrumacos de amor…
CAROLA AIKIN
Ay, si. Los secretos recorrían balcones, azoteas, ventanas… las voces hablando por móviles se escurrían por los resquicios de ventaucos, persianas… En el gran silencio del confinamiento irrumpió en la azotea de Olalla un susurro dulce, apretado… ¿Dónde?¿Dónde dices de vernos?¿Pero es seguro amor?¿Es seguro?
Entonces Olalla le ponía alas a la realidad. Olalla se desperezaba, cogía una hoja blanca de papel y anotaba una y otra vez: “narrar es resistir… narrar es resistir…” Luego igual se echaba a llorar y después a escribir.
ANABEL AIKIN
A seis puertas. El vive a tan solo a seis puertas, en la misma residencia y sabes que te escucha desde este pasillo transitado de muerte, de rostros desconocidos con apéndices de látex, de bandejas de comida que te recuerdan que sigues viva, del ajetreo de camillas que arrastran decenas de cuerpos que nadie vendrá a velar.
Esta noche la muerte apesta a lejía y Olalla se descalza muy despacito antes de salir al pasillo y cantarle esa copla porque, tan solo a seis puertas, él la escucha…
MAR PINILLA
Las calles nunca habían estado tan vacías. Los días se habían convertido en una sucesión de horas interminables que reproducían en bucle las tediosas tardes de un día festivo. Pisar adoquines y asfalto se había convertido en una fatalidad reservada a unos pocos valientes.
Se podía oír el silencio de calles, plazas y avenidas. El ruido sordo de la ciudad lejos de sosegar, perturbaba a sus habitantes.
Pero el falso reposo, escondía tras ciertos muros una lucha sin cuartel de seres humanos que escondían bajo llave en un cajón sus miedos, al menos hasta que acabase su turno…
TERESA FERRER
¿Que tú me vas a imponer el Miedo, Tú, invisible enemigo que ataca por doquier y sin previo aviso?. No, eso NUNCA, ¡jamás!. Hace tiempo que me propuse quitar el miedo de mi mente. Seré precavida, prudente, cautelosa, pero el pánico y la cobardía no son mis aliados. Y sin embargo, algo te voy agradecer: desde que apareciste he sabido más el valor de un abrazo, el amor de tus seres queridos, de tu familia, de amigos…lo que pesa la ausencia cuando la ausencia es impuesta, y que gracias a ti, ya nunca será igual el abrazo, el beso, la mirada, la acaricia y el amor que se siente, y que desde ahora estará mucho más presente en mí y de mí hacia todo el mundo. Gracias
ANTONIO ASENCIO
Se presentó de pronto. Se extendió sigilosamente por países lejanos y, como una mancha de tinta, se fue extendiendo por todos sitios. Era una nueva encarnación del Mal. Este “Enemigo Invisible” infecta los cuerpos, se cuela por nuestras rendijas, nos ahoga, produce la muerte.
Pero empezamos a defendernos. Nos confinamos en nuestras casas, atalayas de esta nueva guerra. Y en nuestra soledad, descubrimos a los otros hombres. Vimos que no estábamos solos aislados en nuestras moradas. Nuestras casas tienen balcones, terrazas, ventanas, y salimos a la luz. Y vimos a nuestros vecinos, nuestros semejantes, con los que apenas hablábamos Y aplaudimos juntos a los guerreros de vanguardia en esta lucha: el personal sanitario, que, armado de débiles escudos, exponía su vida por todos nosotros. El aplauso solidario nos unió.
Gracias a todos por elegir la RTG radiotallergandia.es para expresarse